Es una rama de la psicología humanista. Tiene diversos aspectos que la diferencian. Por un lado ve al individuo de forma
holística, es decir, tiene en cuenta sus vertientes bio-psico-social y espiritual. Y no ve al individuo desde la enfermedad
sino desde sus potencialidades para poder realizar un crecimiento personal y cambio. Para ello, son muy importantes
diferentes aspectos:
- El aquí y ahora: es muy importante que nos centremos en cómo nos sentimos en el momento presente. El pasado ya no está y el futuro aún no es por lo que no podemos incidir en ello. Solo recuperaremos nuestro pasado para poder actuar en el hoy, poner conciencia y poder avanzar.
- El darse cuenta o conciencia: es uno de los objetivos más importantes de la terapia. Es cuando nos damos cuenta de los aspectos de nuestra vida que nos han hecho daño (muchos de ellos de forma inconsciente), que nos limitan, que podemos reconocerlos y actuar.
- La responsabilidad: el crecimiento personal es duro pero solo nosotros podemos hacerlo. Solo nosotros somos responsables de cómo nos sentimos y de nuestros actos (por duro que parezca, no lo son los demás) y está en nuestra mano poder cambiarlo. “Si tú cambias, todo cambia”.
El terapeuta Gestalt es quien nos va a ayudar en ese camino en el crecimiento personal hacia el cambio mediante el
acompañamiento. Él conoce la terapia pero es consciente de que el experto en uno mismo es la propia persona a la que
está acompañando. Y lo hará desde la cercanía, la honestidad, la confianza puesta en el cliente (solemos no utilizar la
palabra paciente ya que consideramos que la persona es un ser dinámico y que a partir de su trabajo y su camino,
llegará al objetivo que se proponga). Le dará las herramientas para centrarse en los aspectos anteriormente
mencionados teniendo en cuenta todas sus vertientes.
