Estilos de apego: Entiende cómo te relacionas

Cómo nos relacionamos hoy, va a depender de muchas variantes, pero una de ellas, y muy importante, es nuestro estilo de apego. 

En este artículo voy a explicarte qué es el apego, cuál es su origen y cómo influye hoy, en el presente, en cada uno de nosotros a la hora de relacionarnos con nosotros mismos, con nuestra pareja, amigos, hijos, etc. Me gustaría transmitirte que es una herramienta imprescindible para poder poner luz a nuestro mundo emocional en el presente. 

Los orígenes del apego

El apego fue descrito por John Bowlby entre 1969 y 1982. Harry Harlow y Mary Ainsworth la ampliaron y complementaron. Todos ellos eran psicólogos y psiquiatras. 

A principios del siglo XX se pensaba que las necesidades de un bebé se basaban básicamente en estar bien alimentado. Los tres, pudieron demostrar que la necesidad básica de un bebé es el afecto y el cariño que proporciona la figura materna (o figura que la sustituye). Satisfacer esta necesidad tendrá como consecuencia un desarrollo físico y emocional sano.  

A esta relación entre madre-bebé le llamamos vínculo primario (del que también participa el padre o pareja) y es el punto de partida u origen del apego. 

Y ¿cuándo se origina el vínculo entre madre y bebé? Pues tiene su origen en el embarazo. El parto también es un momento muy importante en este vínculo y en el desarrollo del posterior estilo de apego. En el momento en el que el bebé nace ve y siente que el pecho de su madre es un lugar seguro. Es por este motivo que el piel con piel es tan importante. En este momento se va a gestar su seguridad y confianza. 

Bowlby teorizó que los bebés nacen con una serie de mecanismos biológicos para atraer la atención de sus padres como el llanto, la succión, las sonrisas, el balbuceo, etc. La cercanía, el amor, las caricias de su madre en primera instancia y la satisfacción de sus necesidades básicas (alimentación, higiene, hidratación, etc) le van a proporcionar la seguridad para explorar el mundo que les rodea. La separación de mamá puede conllevar consecuencias posteriores para su salud mental y un desarrollo sano.

El apego le proporciona la seguridad emocional necesaria para un buen desarrollo de la personalidad.

¿Qué es el apego?

El apego es la relación que se establece entre el bebé y sus padres a partir del ya mencionado vínculo primario que va a definir en gran manera cómo esa persona se va a relacionar con ella misma y su entorno. Esta relación de cercanía le proporcionará la posibilidad de desarrollar la resiliencia (capacidad de gestionar la adversidad y la frustración) y la seguridad para hacer frente a cualquier amenaza.

¿Qué estilos de apego existen?

Existen 4 estilos de apego: 

  1. APEGO SEGURO

  2. APEGO INSEGURO:
  • Apego ansioso-ambivalente
  • Apego evitativo
  • Apego desorganizado

Vamos a ver en qué consiste cada uno de ellos desde diferentes puntos de vista: los padres y las posibles consecuencias de su estilo de apego en sus hijos y en el adulto.

ESTILOS DE APEGO EN LOS PADRES

Padres con apego seguro: 

  • Existe un equilibrio entre protección y autonomía
  • Saben detectar las necesidades de sus hijos y responder a ellas de forma sensible y proporcionada a dicha necesidad.
  • Madres y padres presentes con capacidad empática y de sintonización con el niño. 
  • Hay una sensibilidad emocional y permiten que el niño exprese sus emociones sin quitarles importancia.
  • No establecen relaciones de poder.

 

Padres con apego inseguro del estilo Evitativo:

  • Existe desequilibrio entre protección y autonomía predominando la autonomía emocional. 
  • No detectan las necesidades de sus hijos y/o no saben dar una respuesta sensible a dicha necesidad. 
  • Padres más ausentes y desconectados, fríos y calculadores.
  • No conectan con el mundo emocional y no le dan importancia. No fomentan que el niño pueda expresar sus emociones. Le dan mucha importancia a la parte académica.
  • Suelen establecer relaciones de poder. 

Padres con apego inseguro del estilo Ansioso-ambivalente

  • Existe desequilibrio entre protección y autonomía predominando la protección.
  • Ante las necesidades de sus hijos responden de forma desmedida emocionalmente o no responden.
  • Padres muy presentes en algunos momentos y con dificultad para dar presencia y conectar con el pequeño en otros.
  • Padres con dificultad para atender a sus propias necesidades y gestionar sus emociones, es decir, con dificultades para autorregularse emocionalmente. De esta manera es difícil que puedan identificar las necesidades de los pequeños.

Padres con apego inseguro del estilo desorganizado

  • No aportan ni la protección ni la autonomía que sus hijos necesitan.
  • No pueden atender a las necesidades de sus hijos.
  • Presencia de trastorno en los padres o alguno de los progenitores como depresión, trastornos de personalidad, trastorno bipolar, esquizofrenia, etc. Presencia de trauma y heridas importantes en su infancia. 
  • Hay conductas violentas hacia el niño y en el sistema familiar. 

Provocan desprotección en el niño.

Para poder saber en qué tipo de apego nos situamos como padres es importante ver cuál es la manera habitual en la que nos relacionamos con los pequeños y no de forma puntual por la influencia de cualquier situación estresante.

 

ESTILO DE APEGO EN LOS NIÑOS

Niños con apego seguro: 

  • Se sienten aceptados de forma incondicional, ya que sus padres han podido ver sus necesidades y acompañarlas. 
  • Tienen una actitud positiva hacia la exploración y la curiosidad.
  • Interaccionan de forma sana.
  • Protestan de forma adecuada, cuando mamá o papá se marchan o no pueden estar presentes. Si las figuras de apego no están presentes, lloran y cuando vuelven se muestran afectuosos con dicha figura, pudiendo retomar de forma tranquila el juego. 
  • Se siente seguro con la proximidad emocional. No le hace falta la presencia.
  • Se adaptan mejor a las situaciones estresantes y desagradables. 
  • Toleran mejor la frustración y el estrés.

Niños con apego inseguro del estilo Evitativo:

  • Aprenden a no mostrar sus emociones, ya que no se sienten correspondidos por sus padres cuando las muestran. Han aprendido que es mejor ignorarlas para sentirse queridos. 
  • Suelen ser brillantes en el ámbito académico. Aquí sí que reciben el beneplácito de sus padres. 
  • Suelen tener problemas en las relaciones íntimas y cercanas, ya que no tienen intimidad emocional con sus padres. Entienden que la intimidad es incómoda.
  • Son niños con baja autoestima ya que, al no recibir atención en el ámbito emocional, sienten que no son dignos de ser amados y cuidados. 
  • No piden ayuda, ya que se les ha enseñado a ser muy autónomos. 
  • No saben conectar con sus emociones y necesidades. 
  • Idealizan a sus padres. 
  • Se relacionan mejor con los adultos, que con los niños de su edad. 


Niños con apego inseguro del estilo Ansioso-ambivalente

  • No hay conexión entre lo que necesita y la respuesta que le dan sus padres. 
  • Son respuestas muy inconsistentes y cambiantes emocionalmente. 
  • Por los dos puntos anteriores, presentan inseguridad y ansiedad. 
  • Tienen problemas para la exploración, la curiosidad y su autonomía. 
  • Relaciones muy íntimas con sus padres que, incluso pueden ser invasivas.
  • Presentan dificultad para gestionar sus emociones teniendo estallidos de rabia, miedo, etc. 
  • Reclaman la atención de los maestros (en ocasiones de forma disruptiva).
  • Les cuesta concentrarse. Pueden ser impulsivos, hiperactivos. Puede confundirse con el trastorno de déficit de atención con hiperactividad. 
  • Pueden buscar constantemente la aprobación de su figura de apego. 
  • Presentan mucho miedo al rechazo. 
  • Presentan ansiedad y dependencia. 
  • Son niños con poca autonomía. Muchas veces están sobreprotegidos por los miedos de sus figuras de apego. 


Niños con apego inseguro del estilo desorganizado

  • El niño no puede estar ni cerca de sus padres ni lejos de ellos, por lo que recibe de ellos. 
  • Creación de un vínculo muy dañado. 
  • El aprendizaje, la atención, la memoria y la personalidad están muy dañados. 
  • Miedo y estrés muy presentes al igual que la ansiedad. Presentan grandes dificultades para gestionar todas sus emociones.
  • El adulto deja de ser su protección, para ser el causante de su desprotección y miedo.
  • El sistema familiar está enfermo y el niño recibe todo lo que siente y vive en el sistema. 
  • Son niños que sienten vergüenza y tienen muy baja autoestima, seguridad, confianza en ellos y en los demás. 
  • Sobreviven y se mantienen hipervigilantes por si alguien les puede dañar. Muchos reciben maltratos físicos y emocionales y abusos dentro o fuera del seno familiar. 
  • Presentan muchas somatizaciones.
  • Caldo de cultivo para el desarrollo de patología mental.

Si prestamos atención a las características de cada apego en los niños, podemos hacernos una idea de cómo será el adulto en el estilo de apego correspondiente y sus consecuencias a grandes rasgos:

  • Adulto con apego seguro: tiene relaciones de confianza y duraderas, expresa emociones y necesidades, busca apoyo social, no tiene miedo al abandono.
  • Adulto con apego inseguro, estilo evitativo: presenta problemas con la intimidad, no expresa emociones y necesidades, huye de las relaciones de intimidad, muestra poca presencia de emociones.
  • Adulto con apego inseguro, estilo ansioso: presenta miedo al abandono, basa su felicidad en cómo va la relación con el otro, crea relaciones de dependencia, necesita estar en pareja. 
  • Adulto con apego inseguro, estilo desorganizado: hay relaciones de amor-odio, tiene miedo al abandono, pero tiene dificultad para intimar, no confía en los demás. 

Sabemos que el estilo de apego está definido sobre el año y medio de vida y que, evidentemente, hasta que llegamos a la vida adulta puede haber muchas variantes que interfieran en nuestra manera de relacionarnos, pero la base y las heridas de la infancia ya están ahí.

Hemos de ser conscientes de que el apego se transmite de generación en generación. Por lo tanto, como padres, lo importante es la conciencia de cómo nos relacionamos, es decir, cuál es nuestro estilo de apego para no transmitirlo y cambiarlo. Y ahora te preguntarás… ¿pero se puede cambiar? ¡Sí! Y la manera de hacerlo es en terapia mediante un proceso de autoconocimiento. Ahí vas a tomar conciencia y vas a poder acompañarte y entender muchos de tus problemas en la actualidad, en la vida adulta. Por otro lado, vas a poder acompañar a tus hijos mucho mejor. Es nuestra responsabilidad.

Recuerda que el apego es la manera que tenemos de relacionarnos y evidentemente afecta a nuestras relaciones de pareja. En la intimidad o no intimidad de la pareja cada componente pone su historia, su estilo de apego. Entender dónde se sitúa cada uno/a es muy importante y puede ser la solución de muchos problemas de pareja. 

Desde aquí, te animo a que tomes conciencia de tu estilo de apego y que, si quieres profundizar y quieres que lo hagamos en consulta juntos/as, no dudes en ponerte en contacto conmigo.

 

¡Te mando un abrazo!

Información consultada

Libros:

  • Educación emocional y apego, de Rafael Guerrero.
  • Encuentra tu persona vitamina, de Marian Rojas Estapé.
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