Luces y sombras de la maternidad

“Esto no me lo habían explicado”, “si llego a saber esto…” son frases muy comunes cuando hablamos de maternidad, sobre todo en el posparto.

Está claro que la maternidad tiene sus luces y sus sombras pero ¿de qué depende nuestra vivencia en la maternidad? Me gustaría reflexionar sobre esto en este artículo.

Una de mis clientas me preguntaba en una de nuestras sesiones de acompañamiento en la maternidad: ¿Cómo va a ser después del parto? No le puede dar una respuesta porque para mí, hay tantas maternidades como mujeres y la vivencia de la maternidad es única. Podemos explicarle a una mujer que va a ser madre que la experiencia de la maternidad es indescriptible, llena de alegrías, que va a “morir de amor” pero también que  se va a transformar física y mentalmente, que las hormonas van a actuar, que el parto puede ser de una manera u otra, que va a pasar noches sin dormir, que la lactancia puede ser dura y mil cosas más, pero no es hasta que esa mujer se ve con su bebé en sus brazos que no va a saber lo que es la maternidad. No es hasta ese momento que va a empezar a experimentar las luces y las sombras de la maternidad. Pero ¿de qué dependen estas luces y sombras?

Ver, experimentar y vivir la maternidad

Bajo mi punto de vista existen diversos factores que influyen en nuestra manera de ver, experimentar, vivir la maternidad:

  • Concepto de maternidad

Cuando pensamos en la maternidad solemos situarnos en el puerperio, es decir, periodo posterior al parto. Pero la maternidad empieza mucho antes. En el momento en que una mujer se queda embarazada, su cuerpo y su mente van a empezar a transformarse para favorecer la formación de ese bebé y empezar a crear el vínculo madre-bebé que tan importante va a ser después del parto.

  • Cultura

En muchas ocasiones, en nuestra sociedad, vivimos en la versión edulcorada de la maternidad. Es decir, el embarazo se consigue con facilidad, no hay problemas en el transcurso de ese embarazo, el parto va genial y sin incidencias y el posparto es maravilloso. Y desde el principio la única emoción que hay presente es la felicidad.

Si nos centramos en esta versión de la maternidad, está bien pero no es la real. De ahí, las frases que mencionaba al principio del artículo. De esta forma solo vemos sus luces y no vemos sus sombras y las consecuencias son terribles porque afrontarlas y darse cuenta a posteriori  es mucho más complicado.

Pues bien, en muchas ocasiones ni se consigue el embarazo con facilidad, ni el embarazo es tan maravilloso como pensamos, el parto puede tener sus inconvenientes, el puerperio (periodo posterior al parto) puede hacerse muy cuesta arriba y la lactancia también puede ser un arduo trabajo.

Bajo mi punto de vista, no es nada contraproducente, recibir información sobre las complicaciones tanto físicas como emocionales que pueden aparecer en el embarazo y en el puerperio de forma general ya que como he mencionado, cada maternidad va a ser única y diferente. Es una manera de conocer la realidad, qué escenarios puede haber, ver en qué momento estamos como mujeres, madres, pareja, etc. y así poder  prevenir. Le damos mucha importancia a la preparación física y no tanto a la emocional que es indispensable.

Hoy, tenemos altos índices de depresión posparto (es importante no confundirla con la tristeza que podemos experimentar después del parto por la caída de hormonas y el proceso, que cederá en unas semanas), ansiedad y otros problemas de salud mental. La correcta información sobre la maternidad real podría mitigar y prevenir estos procesos que son tan negativos para la díada madre bebé y el nuevo sistema familiar.

Ejemplos de “sombras” que pueden aparecer en la maternidad desde la concepción pueden ser:

  • Problemas de fertilidad (tanto en el padre como en la madre)
  • Problemas psicosomáticos en la madre que impidan o dificulten el embarazo
  • Dificultades para conseguir el embarazo con métodos de fecundación
  • Problemas en el embarazo secundarios a patología materna
  • Problemas en el embarazo secundarios al desarrollo del bebé
  • Pérdidas gestacionales y neonatales
  • Duelo gestacional y neonatal
  • Problemas secundarios al proceso de parto
  • Violencia obstétrica
  • Violencia de género
  • Separación del bebé por patología neonatal
  • Consecuencias de esta separación tanto para la madre como para el bebé.
  • Consecuencias de esta separación para el nuevo sistema familiar (bebé, madre, padre, hermanos)
  • Shock emocional en cualquiera de las etapas del proceso de maternidad desde la concepción
  • Aparición de nuevos procesos de salud mental y/o desequilibrio de los existentes
  • Etc.

Como podemos ver la lista es larga y cuando pensamos en la maternidad no pensamos que nos pueda ocurrir nada de esto, pero es algo que deberíamos de tener presente para poder afrontarlo.  

He incluido en la lista los problemas de fertilidad ya que tienen un duro impacto sobre el proceso hacia la maternidad tanto a nivel físico como mental y emocional.

Por otro lado no vivimos en una sociedad en la que favorezca a la maternidad o, mejor dicho, a las madres. Solo hay que ver las ayudas que obtenemos. A los 4 meses (si todo va bien) hemos de ser excelentes madres y estar al 100% en nuestro trabajo. Es un momento esencial e importante de cambios en el bebé y, en muchas ocasiones, no podemos estar presentes.

Este factor está muy relacionado con el anterior.

Desde el punto de vista de las familias de origen, un entorno seguro, que propicie, apoye y respete la toma de decisiones de la madre y su pareja respecto al nuevo sistema familiar va a ser muy importante.

Vivimos en una sociedad patriarcal en la que la toma de algunas decisiones va a costar que sean respetadas bien porque van a sorprender, bien porque van a ser difíciles de aceptar por los permanentes lazos emocionales entre padres e hijos aún en la edad adulta.

Por otro lado el tratamiento y seguimiento del embarazo, el parto y el posparto respecto a la madre y al bebé, han cambiado mucho y en la actualidad hay madres y/o suegras ancladas en épocas pasadas con lo que no ven bien las medidas que se aplican hoy en día. Eso, sin mencionar la crianza.

Ejemplos de esto sería no aceptar que la madre  decida que no quiere visitas en el hospital, no respetar los tiempos, aparecer por sorpresa en casa de esos nuevos padres, no entender el piel con piel sin interferencias las primeras horas de vida o que no se bañe al bebé, etc. Estas cuestiones parecen una tontería pero llegado el momento pueden traer muchos quebraderos de cabeza si no podemos poner límites en nuestro entorno más directo.

Desde el punto de vista de la pareja, una madre recién parida y su bebé necesitan estar juntos el mayor tiempo posible para favorecer el vínculo, el desarrollo del bebé y la lactancia. Los dos conformarán lo que llamamos “díada madre-bebé”. De hecho ese bebé, aún está en formación aunque esté fuera del útero materno. Es lo que llamamos “exterogestación” y durará aún unos cuantos meses. En estos momentos, la madre necesita una pareja que apoye, proteja, defienda a esta díada madre-bebé y sus decisiones y que sienta que forma parte del nuevo sistema familiar siendo como un satélite que aportará lo que necesiten con el máximo de  presencia, entendiendo a esa madre en el momento en el que se encuentra (también bajo el efecto hormonal), entendiendo que en estos momentos el bebé necesita a su madre para crear ese vínculo y apego seguro y que su protagonismo vendrá poco tiempo después, cuando empiece a diferenciarse de su madre y se acerque a la figura paterna para crear vínculo desde el juego por ejemplo. Con esto no estoy diciendo que el padre tenga que alejarse del bebé. Es más, las dosis de Oxitocina (hormona del amor también presente en los padres) de la figura paterna vendrán determinadas por su vínculo y contacto con el bebé pero su papel, por el momento, será más secundario.

Un ejemplo de la importancia de la figura paterna y su influencia es que hay estudios que indican que el éxito de la lactancia materna y su duración también depende del apoyo que esa pareja de a la diada madre-bebé.

Los tiempos, las necesidades de las madres y lo que sabemos de la maternidad cambian. Hoy es necesario un cambio de paradigma donde la madre y el bebé sean lo prioritario.

  • Nosotras mismas:

Algo importante en la maternidad, es entender que llegamos a este momento con lo que yo llamo “una mochila emocional” que va a ser la base de todo. Esa mochila emocional comprende el periodo desde que estábamos en el útero materno hasta la actualidad. Las experiencias, vivencias y percepciones en nuestras vidas nos van a condicionar como madres.  

La relación con nosotras mismas, la relación con nuestros padres y nuestro entorno van a ser clave para entender nuestro proceso. Porque nos ponemos en contacto con lo más esencial de nosotras mismas.

Posteriormente, va a ser a través de nuestros hijos que nos veamos reflejadas (efecto espejo). Va a ser a través de ellos que, si nos fijamos y ponemos consciencia, vemos en qué momento estamos y cómo reaccionamos.

En todo el proceso de maternidad va a haber miedos, incertidumbre, angustia, alegría, necesidad de poner límites (incluso a tus padres), soledad. Vas a necesitar confiar en ti, en tu bebé, en tu pareja, en tu entorno, en los profesionales que te atiendan. Vas a necesitar sentir que puedes, que eres capaz ante cualquier adversidad. Van a surgir emociones que no entiendes, pero están. ¿Cómo gestionas todo esto en ti? ¿Cómo lo vives?

Me gustaría hacerte una propuesta. En vez de decirte: “La maternidad me hace sentir” o “si lo hubiera sabido…” , intenta preguntarte cómo te sientes tú en la maternidad, qué sientes, con qué conectas, qué puedes trabajar (puede ser un buen momento de cambio, de crecimiento personal), qué sientes cuando ves a tu hijo/a llorar, patalear, qué sientes cuando tus padres actúan de una manera u otra contigo, con tu bebé o en relación al nuevo sistema familiar por ejemplo.

Ni la cultura, ni a nuestro entorno ni a la sociedad los vamos a poder cambiar (trabajamos en ello pero es muy complicado). Tampoco vas a poder evitar las horas de sueño o cualquiera de los inconvenientes de la maternidad. Pero sí puedes cambiar tú.

Es por ello que creo que son sumamente importantes el acompañamiento terapéutico en la maternidad y los grupos. Pueden ser herramientas para verbalizar lo que sentimos (sumamente importante), encontrar apoyo, validarte, encontrar a personas que te pueden ayudar con sus experiencias, compartiendo, escuchándote, etc.

Estos son algunos de los factores que pueden influir en la maternidad, en sus luces y en sus sombras. Es importante verlos, pensar en ellos, identificarlos y ser conscientes. No solo los que dependen de nosotras como madres, mujeres y personas  sino también los externos.

Así es la maternidad, con todo, maravillosa y una gran oportunidad para crecer.

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