Sanando tu niña interior

¿Has oído hablar del concepto de niña interior? Nos referimos a ella para ponernos en contacto con las experiencias emocionales que tuvimos en la infancia desde nuestra propia percepción. 

 

La infancia es una etapa crucial para el desarrollo emocional. De la misma forma que lo es la adolescencia. 

Desde el embarazo, ya se crea ese vínculo tan necesario para el desarrollo humano. Es el vínculo primario. Aunque nos han enseñado que los bebés no se enteran de nada, la realidad no es esa. Los y las bebés ya sienten antes de nacer. Desde entonces, a partir de ese vínculo primario generado con mamá (o con la persona que esté presente) aprendemos a relacionarnos de una manera concreta con nosotras mismas, con nuestros padres, familia, con nuestro entorno, etc. Es en la infancia donde empezamos a tener nuestras percepciones del mundo que nos rodea.

 

Esa niña, digamos que puede crecer emocionalmente de dos maneras:

  • De forma sana: creciendo con un apego seguro. En equilibrio entre protección y autonomía, con seguridad y segura de sí misma, buena autoestima, confianza, con relaciones sanas con ella misma y con su entorno. Los padres de esa niña han sabido reconocer sus necesidades y las han satisfecho.

 

  • Con heridas emocionales: creciendo en uno de los apegos inseguros: ansioso, evitativo o desorganizado. En ninguno de ellos existe equilibrio entre protección y autonomía. Y además, se genera dependencia emocional, inseguridad, falta de autoestima, desconfianza, falta de vinculación junto con heridas emocionales como el rechazo, abandono, humillación, traición o la injusticia, por ejemplo. Los padres de esa niña no han sabido reconocer sus necesidades y no las han podido satisfacer o no las han satisfecho de la mejor manera.

Esa niña, con esa infancia y sus heridas va a ir creciendo y pasando etapas y va a aprender a vivir con esas heridas creadas en la infancia y en la adolescencia. En muchos casos, va a crear una defensa emocional, va a crear corazas para defenderse en momentos en los que sienta que se abren esas heridas. De tal manera que cuando esa niña se convierte en una mujer, puede haber perdido su esencia, lo que realmente es.

¿Por qué es tan importante tu niña interior?

Ahora que eres adulta, tu niña interior va a aparecer. Tus heridas emocionales van a aparecer. Vas a actuar y vas a tomar decisiones en tu vida en función de ellas. Te vas a volver a poner en contacto con las heridas de tu infancia, de forma inconsciente.

 

Es a través de ella, a través de tu visión del mundo, de la relación con mamá y papá, de lo que has vivido en casa (cómo se relacionaron contigo, cómo has visto que se relacionaban tus padres, entre ellos, contigo y con tus hermanos y hermanas), de cómo te han acompañado en tu gestión emocional en situaciones traumáticas o simplemente en situaciones de la vida, que vas a crecer con una serie de estructuras, de valores que van a estar muy presentes siempre y que van a condicionar todo lo que hagas. 

 

Hoy te puedes sentir perdida, con una tristeza que no entiendes, con ira, rabia incontrolable ante muchas cosas, situaciones o personas; con ansiedad, con miedo, con angustia a la hora de tomar decisiones, con inseguridad, dependencia, relaciones de pareja no sanas. 

 

Hoy puedes encontrarte ante una maternidad en la que estas heridas vuelven a hacerse presentes y condicionan el vínculo y la relación con tus hijos e hijas, condicionan su crianza y vuelven a condicionar su futuro, ya que muchas de tus heridas y tu manera de relacionarte con el mundo lo vas a transmitir, sin duda, a la siguiente generación.

Sanando tu niña interior

¿Y cómo sé qué heridas tengo o qué necesita esa niña interior?

Puedes ponerte en contacto con esas heridas y con tu mundo emocional a partir de lo que te ocurre en el presente. En muchos casos no recordamos a nuestra niña, no podemos visualizarnos en aquella época lo que crea impotencia. Hay ocasiones en que puede ser un mecanismo de defensa para no ponernos en contacto con el dolor emocional. 

Has de estar muy atenta a tu estado emocional. La presencia de rabia, ira incontrolable con tu pareja, con tus hijos, con tu entorno, la presencia de ansiedad, de tristeza que no cede, sentirte perdida, tratarte fatal a ti misma, y un muy largo etcétera, están diciendo que has de empezar a buscar en tu interior. 

 

Pero no solo has de buscar en tu mundo emocional. También en tu cuerpo. Tu cuerpo habla y puede hacerlo a través de síntomas físicos y sensaciones que no relaciones con lo emocional. Es lo que llamamos somatizar o somatizaciones. El trauma va a afectar a tu cuerpo, ya que tu sistema nervioso se va a ver afectado.

 

Estas son algunas pistas para ver a tu niña interior y reconocer tus heridas, pero es muy importante hacerlo acompañada de un profesional. Hacer este proceso sola es prácticamente imposible. No es fácil verlas y saber qué ocurre en nuestro interior ya que hay muchas cuestiones que pertenecen a nuestro inconsciente.

¿Cuál es el proceso en terapia?

Los tres pilares de la terapia Gestalt son el aquí y ahora (presente), la consciencia y la responsabilidad. 

En el presente vas a ver lo que te dificulta hoy estar en equilibrio contigo misma, lo que te lleva a parar y a pedir ayuda: ansiedad, la tristeza como estado, sentirte perdida, no saber/poder poner límites, dificultad para gestionar tus emociones, la relación contigo misma y con tu entorno, problemas en la pareja, la maternidad, dolor emocional y físico, etc. 

 

Hoy, en el presente, es esa niña interior la que habla y te estás poniendo en contacto con tus heridas de la infancia en esos momentos o periodos en los que no puedes controlar tus emociones, en tu forma de relacionarte con los demás, en la forma de verte a ti misma, en cómo te relacionas con tu pareja o con tus hijos, por ejemplo.

Poco a poco vas a poder poner consciencia en el presente y vas a poder ir viendo cuál es el origen de lo que te ocurre. ¿Cómo? Pues viajando al pasado solo para ver qué ocurrió en tu infancia y en tu adolescencia. Para ver cómo se sintió aquella niña, cómo la trataron, qué situaciones tuvo que gestionar en soledad y ver las posibles causas que hoy te llevan a sentirte como te sientes. 

 

Dos figuras que van a adquirir mucha importancia son tu madre y tu padre, o las personas con las que creaste ese vínculo primario. Es con ellos con quien establecemos el vínculo y posterior estilo de apego o manera de relacionarnos con el mundo. Es con ellos o con tu entorno más cercano que se crearon las heridas de la infancia. Desde la más pequeña hasta la más grande. Esto te va a llevar a ver que son tus padres los responsables de muchas de tus heridas de tu infancia y adolescencia. Y, fíjate, digo responsables y no culpables porque, como tú ahora si eres madre, hicieron lo que pudieron con lo que tenían, sabían en la época en la que se encontraban donde la sociedad y el estilo de crianza eran muy diferente. Tus padres también fueron niños y, seguro, tienen o tuvieron sus heridas. En lo que respecta a ti, no supieron ver y/o satisfacer tus necesidades.

Hoy (y hago referencia al tercer pilar de la terapia Gestalt) es tu responsabilidad hacerte cargo de tus heridas. Tus padres o figuras de referencia ya no pintan nada y eres tú quien tienes la oportunidad de escuchar a esa niña interior y ver qué le ocurre. Recuerda: para y pon atención a lo que te ocurre hoy y sabrás qué le ocurre a tu niña. 

 

El trabajo que tenemos con papá y mamá es aceptarlos, perdonar y trasladar la responsabilidad que un día tuvieron. 

El trabajo que tienes hoy contigo es ver a tu niña, darle lo que no tuvo ni recibió, abrazarla mucho y hacerle saber que hoy, te ocupas tú de ella y de sus heridas. Es tu responsabilidad.

Sanando tu niña interior

¿Y qué ocurre en la maternidad?

Cuando te conviertes en madre vas a ponerte mucho más en contacto con esa bebé y esa niña interior, ya que estás volviendo a generar vínculo primario. Ahora eres tú la responsable de ese bebé, de regularte emocionalmente para poder enseñarles a regular a tus hijos e hijas. Muchos de los dragones que aparecen en la maternidad van a estar relacionados con lo que viviste, con tu niña y tu adolescente. Porque una cosa has de tener muy clara: tus hijos e hijas van a hacerte de espejo y vas a volver a las heridas de tu infancia. Lo importante y necesario para ti y tus hijos es que te des cuenta y que tomes la responsabilidad de trabajarlo, para que vuestra relación sea lo más sana posible.

Me gustaría proponerte una pequeña visualización: 

 

  1. Ponte en un lugar donde te sientas cómoda. Cierra los ojos y conecta unos minutos con tu respiración. Relájate. A continuación, te propongo que hagas un viaje en el tiempo y que visualices a esa niña que fuiste, cuando tenías alrededor de 5 años. 
  2. Obsérvala, ¿cómo la ves? ¿la ves contenta, alegre, segura? ¿O, por el contrario, la ves triste, sola, enfadada, con ira, por ejemplo?
  3. Mírale a los ojos. ¿Qué ves en ellos?
  4. Visualiza como te pones delante de ellas y, mirándola a los ojos, le preguntas: “qué necesitas?”.
  5. Dile que la quieres muchísimo, que le pides perdón por no haberla visto hasta ahora y que desde ya, te vas a ocupar de ella y de lo que necesite. 
  6. Abrázala fuerte. Abraza a tu niña interior y a tu adolescente. Ésta última también es importante. 
  7. Cuando lo sientas… Vuelve al presente y, tras tres respiraciones profundas, abre los ojos y continúa.

Ésta es una de las maneras de contactar con tu niña interior y de revisar tus heridas, de ver cómo te sientes. Como te decía con anterioridad, es muy importante que te acompañe un profesional para hacerlo. 

 

Si sientes que lo necesitas, pongo a tu disposición mi acompañamiento desde la Terapia Gestalt tanto de forma individual como en grupo terapéutico. Otra forma increíble de ir a visitar a tu niña interior. 

 

Te mando un fuerte abrazo.

Abrir chat
💬 ¿Necesitas ayuda?
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?