"Juventud divino tesoro
¡ya te vas para no volver!"
Esta frase la hemos oído toda la vida y corresponde a un poema de Rubén Darío en el que hablaba de la juventud como la edad dorada en la que podemos vivir en el presente sin preocuparnos demasiado por el futuro. Es la etapa del Carpe Diem (aprovecha el momento).
La juventud es una etapa muy difusa que queda entre la adolescencia y la edad adulta por lo que es complicado establecer un periodo de edad. Además, en España tenemos la mayoría de edad legal a los 18 años lo que nos lo pone un poco más complicado. Podíamos decir que tiene su inicio sobre los 21 años hasta los 25 años de edad. Principio y fin van a depender de muchos factores.
Físicamente nuestro cuerpo ya está totalmente formado después de los cambios en la adolescencia, igual que nuestro cerebro. Nuestro neocórtex y corteza prefrontal están totalmente formados y aparecen la paciencia, se perfecciona el razonamiento, disminuyen los impulsos, etc. y hay muchos cambios respecto al comportamiento adolescente. Nuestras relaciones son diferentes, más adultas en general. Y, en algún momento, va a volver a cambiar el vínculo con nuestras figuras de referencia produciéndose un nuevo acercamiento desde otro sitio y de otra manera.
Respecto a las relaciones y cómo nos adentramos en ellas en esta nueva etapa, no podemos olvidar de dónde venimos. Es un periodo de nuestras vidas en las que nuestro estilo de apego hace mucho que es el que es (seguro o inseguro) y nos relacionamos con los demás en función de éste, ya hemos creado nuestros mecanismos de defensa para ir por el mundo y para protegernos. Ya tenemos algunos recursos para rellenar nuestros vacíos que pueden ser más o menos saludables.

Venimos de la adolescencia, una etapa en la que hemos podido encontrarnos a nosotros mismos, a nuestra identidad (o no).
Una etapa que ha podido ser complicada en el seno familiar y en el colegio o en el instituto.
Ya has tenido que decidir a qué te quieres dedicar profesionalmente el resto de tu vida y si no lo haces es que estás “perdido” según el sistema.
Ser joven hoy no es nada fácil:
Venimos de dos crisis económicas muy importantes, de una pandemia que nos ha puesto al límite.
Hoy vivimos en el mundo de las redes sociales, de la información, de la inteligencia artificial que lejos de mirar hacia adentro nos hace, cada vez más, mirar hacia afuera.
Somos de los países más medicados para la ansiedad y la depresión sin herramientas para transitar por emociones más complicadas y necesarias.
La edad para independizarse cada vez es más alta y, ni qué dedir para formar una familia con la inexistente conciliación familiar.
Y un largo etc.
Pero ¿Sabes qué? Yo tengo esperanza.
Cada vez somos más madres, padres, profesorxs, etc. hoy que estamos cambiando cosas, que ponemos conciencia en la educación. Cada vez somos más los que estamos cambiando la mirada y rechazando miles de creencias limitantes.
Desde aquí, me gustaría hacer un llamamiento a los jóvenes de hoy: es posible cambiar cosas desde unx mismx. Solo tenemos que atrevernos a cambiar la mirada y desaprender algunas cosas con las que hemos crecido.
Desde aquí, a ti, que sales a un mundo nuevo, te mando un fuerte y largo abrazo para traspasarte toda mi energía.