La violencia obstétrica existe

¿Qué es la violencia obstétrica?

Según la OMS, la violencia obstétrica es aquella que sufren las mujeres durante el embarazo o el parto al recibir un maltrato físico, humillación y abuso verbal, o procedimientos médicos coercitivos o no consentidos.

Se define como una forma específica de violencia ejercida por profesionales de la salud (predominantemente médicos y personal de enfermería) hacia las mujeres embarazadas, en labor de parto y el puerperio. Constituye una violación a los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres (OMS 2020).

¿Qué prácticas y/o actuaciones se consideran violencia obstétrica?

Tacto realizado por más de una persona, la episiotomía como procedimiento de rutina, el uso de fórceps, la maniobra de Kristeller, el raspaje de útero sin anestesia, la cesárea sin verdadera justificación médica, el suministro de medicación innecesaria. Y también, la no información, la infantilización, la imposición, el mal trato verbal, el engaño y un largo etc. 

 

Hay actuaciones que sí o sí se consideran violencia obstétrica. Y las podemos definir de forma objetiva. Otra cuestión es el maltrato psicológico. Como siempre que hablamos de violencia de género (la violencia obstétrica lo es) la parte psicológica es más complicada de demostrar y, además, va a depender de las experiencias vividas previamente en cada mujer. Las mujeres que reciben violencia obstétrica, a través de la experiencia presente, pueden revivir experiencias vividas de otros maltratos (violencia machista, bulling, burn out, violaciones, etc) o ponerse en contacto con las heridas del pasado lo que va a complicar su presente emocional y va a potenciar el problema. 

Hoy sabemos que 2 de cada tres mujeres en España sufren violencia obstétrica.

Un estudio realizado en España y publicado en la revista Women and Birth el 17 de octubre del 2021 muestra que el 67,4% de las mujeres sufren violencia obstétrica

Fuente: El parto es nuestro

Que la violencia obstétrica existe es un hecho que no es posible negar, aunque aún haya profesionales que lo nieguen. Es un problema del que no todas las mujeres que lo sufren pueden hablar, entre otras cosas, porque no tienen la consciencia de que ocurre. Es por ello por lo que es muy importante proporcionar y difundir la mayor información posible. A nivel social, si no exponemos el problema, no existe y, por tanto, no podemos crear consciencia ni actuar. 

 

Soy enfermera hace 18 años. Soy consciente y sé el “poder” que los profesionales sanitarios podemos ejercer sobre los pacientes, no solo en el ámbito de la maternidad. Siempre recuerdo las palabras de un profesor (enfermero) que tuve en la carrera: “cuando tengas a un paciente delante, imagínate que es tu padre el que está ahí”. Esta idea es extrapolable a cualquier persona, hablemos de la especialidad que hablemos.

Venimos de una cultura en la que hay una supremacía, sobre todo, de la clase médica y esta idea, junto con la vulnerabilidad del paciente crea un gran desequilibrio. 

 

TOMAR CONCIENCIA

Creo que algo importante y que podría cambiar muchas cosas, es tomar conciencia que una madre que acude al hospital, no es una enferma sino una mujer que va a parir y que puede hacerlo. Puede que necesite confianza y guía por parte de quien la acompaña pero no desde la supremacía.  

 

Como profesionales, en muchas ocasiones, no somos conscientes de la importancia y la repercusión que tienen nuestras actuaciones, palabras o gestos. 

 

Hoy acompaño a madres embarazadas. Muchas de ellas, ni han oído hablar de violencia obstétrica ni de sus repercusiones. La información, es para mí, lo más importante en esos momentos, ya que es a partir de ésta que van a poder decidir. No solo la información que yo les puedo proporcionar sino la que pueden recibir desde el centro que han escogido para parir.

Las acompaño en la creación de su plan de parto, lo revisamos y resolvemos dudas (es muy importante saber si el centro lo acepta). Las invito a que se informen, a que busquen información sobre el centro en el que han decidido dar a luz, a que hablen con su comadrona sobre el proceso, protocolos y que hagan muchas preguntas que empiecen por “Y si…”. Las animo a que hablen con su ginecólogo y que también cuestionen.

 

Me he dado cuenta de que la violencia obstétrica empieza aquí, en la información ya que muchas de ellas posteriormente se sienten engañadas por personas en las que habían decidido confiar. Cuando las vuelvo a ver en el posparto, algunas de ellas, explican historias desgarradoras que nada tienen que ver con lo que les han prometido y explicado. Se han sentido maltratadas en su proceso de parto tanto física como psicológicamente. Lo peor de esto, es que siempre pongo mi confianza en los profesionales que las acompañan, pero según el caso, las características del embarazo (como una diabetes gestacional por ejemplo), el centro al que acuden, etc., se confirma lo esperado: violencia obstétrica. 

 

Hoy me parece increíble que tengamos que reivindicar “partos normales” y “cesáreas respetadas” y que tengamos que buscar centros donde puedan prometer que los realizan. 

Salud Mental Materna

Las repercusiones

¿Y lo siguiente?

Pues lo siguiente son las repercusiones de esta violencia obstétrica en el posparto tanto para ellas como para el bebé ya que emocionalmente están hundidas y no por su estado de puérperas sino por el dolor que se ha creado, físico y emocional. 

En este momento, escuchar su relato de parto, validar lo que sienten y acompañarlas en lo que pueda surgir como la culpa, pensamientos intrusivos, miedo, ansiedad, desconexión con su bebé, rabia, tristeza, la presencia de heridas físicas y emocionales, etc va a ser vital para dar espacio a todo lo sucedido y liberarse. A partir de aquí pueden removerse muchas historias del pasado como hemos mencionado anteriormente y hemos de estar preparados para acogerlas. 

 

Llamada a los acompañantes

Y, por último, me gustaría dedicar las últimas líneas del artículo a los padres o a la persona que acompañen a esta madre en su proceso. Es absolutamente necesario su apoyo y que también estén informados para poder ser la voz de esa mujer cuando esté pariendo. A menudo nos encontramos con padres desbordados y en shock en las salas de parto ante lo que está sucediendo. Ellos también sufren las consecuencias de la violencia obstétrica intra y posparto. Van a ser estas personas las que van a tener que apoyar y sostener a la díada madre-bebé en su puerperio. Y puede que no sea fácil. 

Ante todo esto, vamos a seguir luchando por los derechos de todas esas madres y mujeres para prevenir antes del parto y sostenerlas si desgraciadamente han tenido que transitar por la experiencia de sufrir violencia obstétrica.

Te mando un fuerte abrazo.

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