“La relación sexual da esa intimidad que solamente tiene la madre con el recién nacido”
Isabel Allende
Esta frase de Isabel Allende me parece maravillosa para reflejar la relevancia que tienen la intimidad emocional y la sexual en la relación de pareja.
En un artículo anterior hablé de la intimidad emocional en la pareja: ( https://noeliaballestero.com/la-intimidad-en-la-pareja/ ) y de la importancia que tiene para ésta el vínculo primario. El parto de una madre es un acto sexual al igual que darle el pecho a su bebé. La sexualidad de la madre se transforma y crea una intimidad con su bebé en la que lo está viendo, satisface sus necesidades, lo cuida y lo ama. Esa intimidad va a ser la base de cómo nos sentimos en la intimidad sexual y emocional dentro de la pareja.
Hoy me gustaría hablarte de la intimidad sexual y de su relación con la intimidad emocional que ya te avanzo que, sí, van de la mano.
La sexualidad humana
La sexualidad humana es una necesidad que nos conecta con nuestra parte más instintiva. Dentro de la pareja, a su vez, va acompañada de una parte emocional que genera un diálogo o relación con el/la otrx donde hay ternura, respeto, amor, fantasía, expectativas, etc.
La persona o pareja con la que practicamos sexo también tiene unas necesidades. Atender a ambas, en un dar y recibir es lo que hace que no sea un “sexo en solitario” estando con otra persona. En el acto sexual también se valida, se ve al otro/a mostrándole afecto para no tratarle como un objeto sexual.
El sexo es una forma de relacionarnos dentro de esa intimidad en la que hay dos elementos importantes:
- Por un lado, la excitación sexual que es una respuesta fisiológica con manifestaciones físicas como la erección o la lubricación vaginal.
- Por otro, el deseo sexual que es una experiencia subjetiva.
Es en esa subjetividad del deseo sexual donde también podemos encontrar información sobre nosotrxs mismxs. Es decir, la forma en que vivimos las relaciones sexuales, las dificultades que podemos encontrar para llegar al placer, cómo nos sentimos, la manera de entregarnos al o la otrx y un largo etc., hablan de nosotrxs. Y no solo en el ámbito sexual sino también en el emocional dentro de la intimidad de la pareja.
Los mecanismos de atuación innatos
Dado que el acto sexual nos conecta con nuestra parte más instintiva se pueden poner en juego dos mecanismos de actuación innatos:
- El acercamiento que nos lleva a relacionarnos, vincularnos, enamorarnos, a dar y a recibir para que se produzca un equilibrio entre ambxs. El deseo sexual es el que nos conduce al acercamiento para llegar a la satisfacción sexual.
- La defensa y/o huida ya que podemos sentirnos en peligro (hablo de relaciones siempre consentidas dentro de la pareja) y se activan emociones o acciones que dificulten tanto el deseo sexual como la excitación. Una manifestación de la activación del mecanismo de defensa pueden ser el vaginismo y la disfunción eréctil.
¿Qué factores los activan?
Estos dos mecanismos se van a activar en función de muchos factores. Algunos de ellos pueden ser:
- La educación sexual recibida desde la infancia y, sobre todo, en la adolescencia: Hablar sin tabúes sobre sexualidad con la persona adolescente proporcionándole la información necesaria para poder tener relaciones sexuales sanas es muy importante. Hoy es una realidad que tenemos un gran problema respecto a esta información originado por el alto porcentaje de consumo de pornografía desde antes de la adolescencia. El trato a la mujer y el tipo de relación que visualizan dista mucho de una relación sexual sana.
- Bloqueos emocionales y/o traumas relacionados o no con el acto o relaciones sexuales: las experiencias negativas vividas desde la infancia van a disparar el mecanismo de defensa. Hemos de ser muy conscientes de que nuestro cuerpo tiene memoria y aunque nuestra mente no los recuerde, nuestro cuerpo sí y va a dar la señal de alarma de que algo no está funcionando en esos momentos de intimidad.
- Problemas de vinculación o apegos inseguros: recordemos que el apego define cómo nos relacionamos desde la infancia con nuestras figuras de apego. Problemas con mamá, con papá y las características propias del estilo de apego pueden ponernos trabas a la hora de “desnudarnos” emocionalmente en la intimidad sexual, en cómo tratamos a la pareja, qué tipo de relaciones sexuales escogemos, cómo confiamos en el/la otrx para entregarnos, y un largo etc.
- Cultura e introyectos: nuestros patrones establecidos, esas normas no escritas que nos limitan (introyectos), las creencias transgeneracionales y la dureza de algunos mensajes pueden activar la defensa o huida.
- Autoconocimiento: cómo nos sentimos con nosotrxs mismxs, cómo nos vemos (autoimagen), cómo vamos de confianza (en ti y en tu pareja), de seguridad, qué necesitamos, la capacidad de poner límites a lo que queremos y no queremos, nuestras experiencias previas en pareja y como las hemos vivido , etc. van a ser temas importantes a tener en cuenta a la hora de abrirnos en la intimidad sexual.
- Presente: nuestra edad, situación personal hoy, mapaternidad, estrés, situación de la pareja y años de relación, etc. Todos estos factores pueden tener mucho que ver en nuestro acercamiento, defensa o huida y es importante tenerlos en cuenta para poder liberarnos. En ocasiones tenemos la percepción de que algo va mal y no es del todo real. Ver y aceptar cuál es nuestra situación en el presente, las limitaciones del día, la evolución positiva de la pareja también es necesario. Y esto tiene que ver con la frecuencia de nuestras relaciones sexuales. No solo es cantidad.
Nuestra intimidad emocional y sexual son un tema relevante tanto en terapia de pareja como en terapia individual. Tomar consciencia de que algo no funciona, de que existe un problema y explorar su origen, consecuencias y posibles soluciones supone un increíble avance en la relación con la pareja y con unx mismx. Como una afecta a la otra de forma bidireccional, hemos de analizarlas por igual.
Como siempre, te mando un fuerte abrazo.
